Sobre la Inverosimilitud y la Veracidad de la Regla de Los Tercios

regla de los tercios colocación del horizonte
La Regla de Los Tercios nos indica que debemos colocar el horizonte sobre la línea del tercio superior si queremos enfatizar la tierra (el frente). O bien debemos colocar el horizonte sobre la línea del tercio inferior si quisiéramos enfatizar el cielo (fondo).

Dos

─ ¡Agua! ─oí que gritaban. Raudo fui hacia la entrada.
─ ¡Dos! ─grité a través de la puerta cerrada.
─¿¡Dos!? ─me respondió la voz de quien creí reconocer como Demóstenes, el vendedor de garrafones de agua.
─¡Sí, dos! ─le confirmé.
Dejé el libro que estaba leyendo sobre el mueble en la entrada de la casa y abrí la puerta.
─¿Dónde se los pongo? ─preguntó Demóstenes.
─En la cocina, por favor ─le pedí mientras contaba el dinero en mi mano. ¿Cuánto es de los dos? ─pregunté.
─Son cincuenta por los dos ─contestó. Veo que está leyendo «El Principito» ─me dijo mientras señalaba el libro sobre el mueble.
─Sí. Es que quiero aprender a dibujar serpientes engullendo a un elefante ─le dije, al tiempo que le extendía el dinero.
─Usted es fotógrafo, ¿verdad? ─me preguntó mientras tomaba el dinero.
─Sí. ¿Cómo lo supiste? ─le inquirí.
─Bueno ─comenzó a decir mientras hacia una pausa para aclarar su garganta y enrollar entre sus dedos un bigote imaginario─, son las once de la mañana, en un día laborable, y usted todavía está en chanclas, cortos y camiseta y leyendo El Principito. ─Hizo una pausa─. Eso ─continuó diciendo mientras esbozaba una sonrisa─, y que en aquella habitación veo como cuatro cámaras sobre el escritorio.
─Sí ─le confirmé. Es que en la noche tengo evento. Los fotógrafos trabajamos cuando los demás se divierten y nos divertimos mientras trabajamos.
Demóstenes caminó hacia la puerta, se detuvo y se volteó al tiempo que decía:
─Si me lo permite, le recomiendo que lea «The Art of Photography» de Bruce Barnbaum. Es uno de los libros más completos sobre fotografía y cubre desde la técnica, la composición, la visualización, el entender la luz y el color, filosofía, psicología, el sistema por zonas para película en blanco y negro y cámaras digitales, cómo imprimir en el cuarto oscuro y hasta el cómo presentar y enmarcar las fotografías.
─¿Y cómo es que sabes de fotografía? ─le pregunté extrañado.
─¿No se ha enterado? ─contestó, también extrañado. Ahora todos somos fotógrafos ─me aclaró. El otro día, por ejemplo, fui a entregar agua al hospital y al pasar por la sala de maternidad vi como la enfermera recolectaba los celulares de los padres, para enseguida regresar al interior de la sala y uno por uno se los iba poniendo en la manita del bebé correspondiente. Y ahí estaban, como veinte bebés con sus bracitos extendidos tomándose un selfie para su cuenta en Facebook.
─¡Diantres! ─exclamé. La competencia nunca duerme y cuando duerme, no descansa.
─¿Le traigo igual dos el próximo Sábado? ─preguntó Demóstenes antes de irse.
─Sí, tráeme igual dos ─le dije.

Sobre la Inverosimilitud de la Regla de Los Tercios

Tiempo después llegó el libro y comencé a leerlo a través de los días. Realmente muy completo y con recomendaciones y opiniones acertadas. Ya cerca del final del libro, el autor comienza a listar y desmentir los principales mitos en la fotografía.

Y el número 8: El punto de interés en una fotografía debe de estar un tercio hacia arriba y un tercio hacia dentro. Lo que conocemos como la «Regla de Los Tercios».

Continúo leyendo y Don Barnbaum escribe que la susodicha «regla de los tercios» se deriva de un estudio mal realizado en los años 1850, por un profesor de estadística que quería entender qué es lo que hace grande a una gran pintura. Trabajó entonces con historiadores y críticos de arte que le escogieron las 250 mejores pinturas.

Don Barnbaum critica el hecho de que los críticos de arte no sabían de estadística y el profesor de estadística no sabía de arte. De cualquier manera, una de las preguntas a contestar era: ¿en dónde debe colocarse el punto de interés?.

El estadístico dilucidó que en promedio, el punto de interés caería en el centro. Así que para evitar eso, entonces decidió partir en cuatro cuadrantes el área de la pintura y comenzó a rotar el punto de interés actual de las pinturas, hacia el cuadrante inferior derecho.

Y como casi ningún pintor coloca el punto de interés principal de su pintura en las esquinas del cuadro, lógicamente el promedio se va a agolpar hacia el centro. De tal forma que, si se traza una línea de la esquina del cuadro hacia el centro, el promedio de la colocación de los puntos de interés en las 250 pinturas analizadas, quedaba dos tercios hacia el centro.

En otras palabras, el profesor de estadística encontró la respuesta que buscaba pero simplemente porque así la había fabricado él mismo con su análisis erróneo. Y de ahí tenemos la famosa «regla de los tercios».

Me sentía desvanecer, pero aún faltaba la última estocada.

En el mito número 9, Barnbaum dice que no existe ninguna razón lógica ni de composición que prohíba que el horizonte se coloque a la mitad del encuadre.

Desengaño

Terminando de leer el párrafo se nubló mi mente y desperté junto a Dante en la selva oscura, al inicio de su viaje.

Toda mi vida había vivido engañado, componiendo mis fotografías bajo el concepto de la regla de los tercios. Peor aún, había yo estado engañando a innumerables almas a quienes les había dicho que debían seguir la regla de los tercios para obtener composiciones más estéticas.

Tan sólo me quedaba esperar por la llegada de Virgilio para que me condujese hacia el infierno de los fotógrafos.

Sobre la Veracidad de la Regla de Los Tercios

Purgatorio

composición con la regla de los tercios
La Regla de Los Tercios nos indica que debemos partir en tres el cuadro y colocar nuestro elemento principal (el punto de interés en nuestra fotografía, la mariposa en esta foto), en la intersección de las líneas.
De alguna forma logré salir del infierno. Iba ahora por un camino empinado y escalonado: el purgatorio. En cada escalón me encontraba el alma de un fotógrafo de antaño: Bravo, Daguerre, Capa, Frank, Doisneau, Rodchenko, Winogrand, Stieglitz, Cartier-Bresson, Arbus y muchos más. Y en cada escalón, cada uno de ellos borraba de mi hoja de vida una fotografía en la que yo había utilizado la regla de los tercios.

Aún con la carga aligerada, el camino era arduo. Virgilio entonces me dice que debo pedir indicaciones a un alma, quien me guiará hasta la puerta del purgatorio.

Llego finalmente a una puerta, resguardada por Matthew Miller, líder de proyecto en Fedora. Matthew tiene dos llaves: una de plata y la otra de oro.

La Llave de Plata

Matthew coloca la llave de plata en la cerradura y entonces se comunica conmigo sin mover los labios; no de forma telepática, sino por email. Me dice que él sabe porqué estoy ahí, pero que para poder salir necesito volver a creer.

Gira la llave de plata y se libera el primer pestillo de la cerradura y al hacerlo, me llega la primera gran revelación: Matthew encontró un libro de 1845, «Chromatics: Or, the Analogy, Harmony, and Philosophy of Colours» por George Field.

En un párrafo de dicho libro dice: «Smith, en sus «Observaciones sobre el Paisaje Rural» (Remarks on Rural Scenery), quisiera extender una regla a todas las proporciones de la pintura, mendigando para ello el término de la «Regla de Los Tercios», de acuerdo a cual, un paisaje, teniendo un tercio de tierra, debe tener dos tercios de agua, y estos juntos, formar cerca de un tercio de la pintura. Los restantes dos tercios deberán ser para el aire y el cielo; y él aplica la misma regla al cruce e interrupción de líneas y objetos.»

Mi rostro se iluminó como la primera vez que vi una Commodore 64.

La Llave de Oro

Matthew inserta la segunda llave.

Se detiene por un instante y me mira, como pidiendo mi aprobación para girarla y revelar el segundo secreto. Asiento ligeramente con la cabeza y la llave es girada.

La información comienza a agolparse en mi cabeza. Matthew me explica que se puso a investigar quién era el tal «Smith» nombrado en el libro de George Field.

Finalmente lo logró y encontró el libro de 1797, «Remarks on Rural Scenery» (Observaciones sobre el Paisaje Rural) por John Thomas Smith. En dicho libro Smith proclama como la Regla de Los Tercios lo que se anotó en el libro de George Field.

Y agrega Smith: «En breve, al aplicar este invento, hablando de forma generalizada, o a cualquier otro caso, sea este de luz, sombra, forma o color, he encontrado que la proporción de dos tercios a un tercio, o de uno a dos, es una proporción mucho mejor y más armónica, que la del formal y preciso medio, la que se extiende por dos cuatro-quintos, y en breve, que cualquier otra proporción.»

Sin embargo, cabe hacer notar que aunque Smith proclama que la proporción de dos tercios a un tercio es la mejor, no ofrece ninguna prueba ni razón que soporte dicho reclamo.

De acuerdo con la investigación de Matthew, este libro de 1797 es la referencia más antigua que existe sobre la Regla de Los Tercios. Y aunque habla de colocar masas, objetos o líneas en proporciones de dos tercios a un tercio, no dice nada acerca de la forma moderna de uso de la regla que indica el colocar el punto de interés en la intersección de las líneas de los tercios.

Matthew también menciona, en su respuesta original, que la «Proporción Dorada» no se menciona en lo absoluto en el libro, y que la regla de los tercios es una idea derivada de forma independiente y que no es, una simplificación de la proporción dorada.

De hecho, menciona Matthew, el concepto de la Proporción Dorada y su uso en la composición surgió hasta el siglo XIX.

Paraíso

Con mis pecados resarcidos, limpio y puro otra vez, se me permitió el acceso al paraíso. Y ahí estaba, el Dios Nikon con la Trinidad a sus pies: el Nikon 14-24mm f/2.8, el Nikon 24-70mm f/2.8 y el Nikon 70-200mm f/2.8.

El Dios Nikon se dirigió a mi, algo que no hace ni con su más grande discípulo, y me dijo, con una voz trepidante:
─«No hay reglas».

Retrato de madre e hijo en un albergue en Conkal, Yucatán
Retrato de madre e hijo en un albergue en Conkal, Yucatán
¿Eso es todo? ─pensé para mis adentros. ─Sufrí y me acongojé porque creí que la Regla de los Tercios no existía, que no era verdadera, que no era más que una quimera. Y tuve que atravesar el infierno y el purgatorio, acuciando encontrar la verdad y por fin la encontré, que la regla es verdadera, que existe y es real. Y heme aquí, de rodillas ante Ti, ¡¿y me dices que no hay reglas?!─.

Pensé en preguntarle y pedirle una explicación, pero en ese instante dos arcángeles se acercaron y le colocaron un filtro UV al frente.

Me di cuenta entonces, que el Dios Nikon ya no hablaría más conmigo.

Se nubló mi mente de nueva cuenta.

─¿Nos tomas una foto?. Un niño jalaba de mi camisa.
─Claro ─jalé una silla y la acomodé─. Siéntense ahí ─les dije. Levanté la cámara a mis ojos y presioné el obturador.

Estaba yo de vuelta en el mundo terrenal.

Epílogo

La regla de los tercios es la piedra angular de mucho de la enseñanza sobre composición ─hundiéndose en su punto más bajo en los clubes de fotografía y en las competencias fotográficas profesionales, en donde es considerada el epítome de la composición fina. Es una idea que mejor pertenece al bote de basura.

Bruce Barnbaum ─The Art of Photography: An Approach to Personal Expression.
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Una vez que liberas tu mente del concepto de la armonía y de la música correcta, puedes hacer lo que quieras hacer. Nadie me dijo qué hacer y (por lo tanto), no tenía ninguna preconcepción sobre el qué hacer.

Daft Punk - Random Access Memories.
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He encontrado ... que el objeto se obtiene mejor cuando todo el tema está un poco fuera de foco, dando así una mayor amplitud de efecto, y en consecuencia, más sugerente del verdadero carácter de la naturaleza.

Sir William Newton, en un documento entregado a la Sociedad Fotográfica de Londres, 1853.

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